viernes, 27 de abril de 2012

CUANDO LAS CIFRAS NO SON POLÍTICAS / El Comercio

La cifras de la inflación y las del Banco Central sobre el crecimiento económico causaron una grave contrariedad al Primer Mandatario. Sin embargo la contrariedad presidencial tiene fundamento y asidero. De abril del 2007 al mismo mes del 2008 la inflación acumulada ascendió a 8,2 y en mayo a 9,25 por ciento. Estas cifras corresponden a un país cuya moneda es el dólar de EE.UU., con grandes precios del petrolero y una enorme disponibilidad fiscal. Entre las variables internas que expliquen esta alta inflación,que puede terminar en dos dígitos a fin de año, la más significativa debe ser la grave estación lluviosa en la región Litoral. En cuanto a los externos la importación de productos como el trigo, los derivados del petróleo o insumos agrícolas como la urea deben ser las que más incidan en los costos de producción que luego son trasladados a los precios finales. Sin embargo, el efecto político de estas variables puede llegar a convertirse en un problema similar a los anteriores, pues el Gobierno percibe, y no está muy equivocado, que la verdadera oposición a su proyecto no nace de viejos líderes o partidos políticos archivados, sino de una sensibilidad popular que puede ligar el crecimiento de los precios con una gestión gubernamental que no da signos de estabilidad ni una proyección sin confrontaciones. En esta circunstancia el Presidente arremetió contra las austeridades técnicas del BCE y pronto lo hará con los funcionarios del INEC en caso de que no informen sobre importantes descensos. Sin embargo, lo que desconoce el Gobierno es que las cifras económicas además de ser reales deben ser creíbles y esto jamás se conseguirá si existen de por medio intereses políticos y electores de un régimen con la concentración del poder más alta de la historia. El Comercio, 9 jun. 2008, p. 4

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