miércoles, 13 de junio de 2012

LA MUERTE DEL CAPITALISMO / Valle, Enrique

La gran depresión de magnitud universal, desatada a raíz de la debacle del sistema financiero de los Estados Unidos, ha servido, una vez más, para que los eternos enemigos del capitalismo se anticipen a presagiar la muerte de este sistema. Pico y pala al hombro, una serie de teóricos de la economía marxista, políticos oportunistas, e ideólogos afiebrados, con vindicativo tesón, se preparan al desquite, y a enterrar con saña mal escondida al culpable del fracaso del socialismo en todas las latitudes en que se intentó, por las buenas o por las malas, hacer realidad esa fracasada tesis económica. Más que por convicción, se aprestan al entierro por odio y revanchismo. Sin embargo, entre el fallecimiento y la enfermedad, por seria que esta sea, hay una gran diferencia. Es muy seguro que estas ínfulas serán estériles. Han dicho algunos que, después de esta crisis, el mundo ya no será el mismo. Eso es muy cierto; nadie vuelve a ser el mismo después de superar una seria enfermedad. Pero, la experiencia sufrida no significará que iremos a otro sistema que todavía nadie ha inventado: sí deberá ocurrir, necesariamente, que deberán serle aplicadas vacunas para que no vuelva a sufrir los excesos de la avaricia desmesurada y el irresponsable descontrol de los reguladores. Tendrán entonces que seguir esperando los dependientes de la funeraria ideológica; el capitalismo no desaparecerá; siempre termina sobreviviendo a sus sepultureros. Ya lo anticipó hace más de 40 años Jean Francois Rebel, ironizando a los que presagiaban la desaparición de la burguesía: "El burgués es el más indestructible enfermo de la historia". Hoy, 8 abr. 2009, p. 4

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