domingo, 20 de septiembre de 2015

La economía de Japón, paralizada por la cautela

Paul Krugman: Quienes visitan Japón a menudo se sorprenden por lo próspero que parece el país. No tiene la pinta de una economía profundamente deprimida. Y es porque no lo está. La persistente deflación ha creado una sociedad en la cual las personas acumulan efectivo, haciendo más difícil que la estrategia política responda cuando suceden cosas malas, y esa es la razón por la cual los empresarios con quienes he estado hablando aquí estén aterrorizados por el posible desbordamiento de los problemas de China. La deflación también ha creado una "dinámica de deuda" preocupante: Japón, no puede contar con que los ingresos crecientes vuelvan irrelevante al endeudamiento. Así que Japón necesita romper de manera decisiva con su pasado deflacionario. Se podría pensar que esto debería ser fácil. Pero no lo es: Shinzo Abe, el primer ministro, ha estado haciendo un verdadero esfuerzo, pero aún tiene que lograr un éxito decisivo. Y la razón principal, diría yo, es la gran dificultad que tienen los formuladores de políticas para romper con las ideas convencionales de la responsabilidad. Entonces, ¿cómo puede la estrategia política combatir a la deflación? Bueno, la respuesta que actualmente se está poniendo a prueba en gran parte del mundo es la llamada relajación cuantitativa. Esta involucra imprimir una cantidad de dinero muy grande y usarla para comprar activos ligeramente riesgosos, con la esperanza de conseguir dos cosas: hacer subir los precios de los activos y convencer a los inversionistas y a los consumidores de que se aproxima la inflación, de manera que prefieran poner a trabajar al efectivo ocioso. El Universo, Año 95 N°002 17 sep. 2015, p. 9

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